La música provoca placer al cuerpo
- Juan Carlos Morales
- 19 oct 2015
- 2 Min. de lectura
El vecino tiene la música a gran volumen y parece no tener idea de lo que su actitud provoca en los demás: puede ser molestia o puede ser alegría. La gente va por la calle con los audífonos puestos y sonríe. Es la música. Ríos de tinta se han derramado con estudios sobre el poder que la música ejerce en las personas, no obstante, recientemente se ha descubierto que la música genera a las personas un placer similar al que provocan el sexo o la comida, al liberar una sustancia química que provoca placer. Estudios previos habían sygerido que la dopamina era parte del fenómeno, sin embargo, últimamente se descubrió, por medio de una tomografía, que la reacción placentera ocurre de forma directa y sin intermediarios. Los investigadores, Robert Zatorre y Valorie Salimpoor de la Universidad McGill de Montreal, aseguraron en un artículo publicado por la revista Nature Neuroscience, que este estudio servirá para explicar por qué la música es tan popular en diversas culturas. Para llevar a cabo la primea parte del estudio, los investigadores trabajaron directamente con música instrumental, por lo que haría falta una serie de estudios para saber si la voces también tienen algo que ver con el fenómeno. Los sujetos de estudio fueron aceptados porque afirmaron sentir escalofríos cada vez que estaban a punto de escuchar ciertos pasajes de música, de ahí que se estudiara el porqué y cómo el cerebro anticipaba el placer de la música. No obstante, también se descubrió que las personas que no sienten escalofríos pero disfrutan de la música experimentan el mismo efecto. El cerebro de los participantes bombeaba dopamina en la región cerebral conocida como cuerpo estriado, cada vez que escuchaban una canción de su gusto. “El área vinculada a la anticipación conecta con las partes del cerebro involucradas en hacer predicciones y responder al medio ambiente, mientras que el área de reacción ante el momento musical cumbre está vinculado en sí al sistema límbico del cerebro, que participa en el manejo de las emociones”, comentó Zatorre. Para el estudio se escogieron piezas de jazz, punk, tango, gaitas y melodías clásicas como “Adagio para cuerdas” de Barber, el segundo movimiento de la “Novena sinfonía” de Beethoven y el “Claro de Luna” de Debussy.

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