LA FUNCIÓN SOCIAL DE LA MÚSICA
- Juan Carlos Morales
- 10 dic 2015
- 3 Min. de lectura
Debido a los avances científicos y tecnológicos, a la gran disponibilidad de grabaciones y a la abundancia de medios de comunicación masiva, la música ha abandonado las salas de concierto para pasar a formar parte de la vida diaria. Estos hechos podrían haber proporcionado grandes beneficios tanto al individuo como a la sociedad; sin embargo, muchas prácticas que eran comunes en épocas pasadas, como el tocar instrumentos o cantar en familia, se han perdido por causa de la televisión, que ha venido a sustituirlas.
La música es de gran utilidad para liberarnos de la tensión y la fatiga, y debería tener un lugar muy importante dentro del círculo familiar. La práctica del canto o de tocar un instrumento puede tener efectos muy positivos para favorecer la autorrealización, aumentar la autoestima, propiciar el conocimiento mutuo y la cohesión familiar. La música, siendo una actividad que frecuentemente se realiza en grupo, contribuye a la integración social; y al ser el desempeño individual de suma importancia para el logro del resultado final, simultáneamente fomenta la responsabilidad y la superación personal.
La vida sensitiva y emocional del ser humano precisa de formación y educación, no sólo para su propio beneficio, sino también para el de la sociedad en la que vive; ya que éste es, ante todo, de naturaleza social. La música, al ser un lenguaje preverbal, prelógico y emocional, contribuye a la formación de la sensibilidad estética en niños y adolescentes, lo cual es de gran importancia para la consecución de una vida emocional sana. Susan Langer considera que la música puede expresar los sentimientos de mejor manera que cualquiera de las otras artes, por las siguientes cinco razones:
La música es una forma de lenguaje simbólico de mayor abstracción que las otras artes.
La música facilita más que otras artes la expresión de los sentimientos y de las emociones.
La música es una forma simbólica inacabada que permite al ser humano ver proyectados en ella sus estados de ánimo.
Los sentimientos humanos son expresados con mayor congruencia bajo formas musicales que a través del lenguaje, por lo que la música puede revelar la naturaleza de los sentimientos con más detalle y verdad que éste último.
La posibilidad de expresar cosas opuestas simultáneamente, confiere a la música la posibilidad más intrincada de expresión y consigue con ello ir mucho más lejos que otras artes.
Esto nos muestra que tan importante es brindar una educación musical adecuada desde los primeros años de vida, nutriendo la sensibilidad y la emotividad de los niños, enseñándolos a conocer la belleza y a descubrir el placer estético.
Es relevante la necesidad del conocimiento de las diferentes corrientes musicales, ya que, en todas y cada una de ellas, existe música de calidad. De esta manera estaremos contribuyendo a la formación de un criterio artístico y estético que permita al educando elegir entre la música que tiene un valor real y artístico, en diferenciación con aquella de baja calidad, que ha sido creada no sólo bajo criterios económicos y comerciales, sino también enajentantes. Así, al llegar a la adolescencia, edad muy vulnerable a la influencia social y al bombardeo de los medios, los jóvenes sabrán elegir lo que verdaderamente les guste, independientemente de lo que la publicidad les dicte a través de los medios de comunicación. Hay que educar a los adolescentes para que no sean víctimas de intereses comerciales, consumiendo lo que otros les ordenan.
A través de una educación musical adecuada en la que se enseñe a los niños y jóvenes a disfrutar de la música de buena calidad, podremos favorecer el desarrollo de la sensibilidad estética y de su vida emotiva. Esto traerá innumerables beneficios para su vida futura, y en consecuencia para la sociedad. Podemos enumerar los siguientes: Sabrán elegir la música que verdaderamente les guste, independientemente de lo que la publicidad y los medios de comunicación les dicten. No se convertirán en víctimas de intereses comerciales, adquiriendo lo que otros los induzcan a comprar, y escucharán sólo aquello que responda a sus propios gustos, preferencias personales y necesidades emotivas.
La música podrá convertirse en su afición.
Podrá ser un soporte emocional frente a las vicisitudes de su vida.
Les ayudará a mitigar la soledad o la incomprensión.
Enriquecerá su vida emocional ayudándoles a profundizar en su sensibilidad y en la de los demás.
Podrán utilizarla como un sano instrumento de placer y catarsis.
Podrán encontrar en ella un medio de espiritualidad.
Les brindará una sana opción entre otras de orden social que menoscaban su integridad (drogas, violencia, pandillerismo, etcétera).
Finalmente, podría convertirse en una productiva y gratificante profesión.

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